lunes, 22 de noviembre de 2010

LA ESTRUCTURA DE LA MATERIA

Una pregunta que algunas veces nos hemos hecho es ¿en cuántas partes se puede dividir un material antes de que deje de serlo? Es decir, ¿Cuál es la unidad indivisible de la materia?

Esta pregunta fue planteada en los tiempos de las primeras civilizaciones humanas y los griegos intentaron darle respuesta, iniciándose allí un debate que solo obtendría definitiva respuesta varios siglos después. Los griegos llamaron a esa partícula átomo, pero hoy en día sabemos que lo que conocimos por mucho tiempo como tal también puede ser físicamente dividido causando un efecto de liberación de energía que ha sido usado para bien por unos y para mal por otros.

El principal problema con el tema del átomo es que su tamaño es extremadamente pequeño, por lo que escapa de la resolución del ojo humano. Por ello, cuando más de dos mil años después John Dalton retoma el tema del átomo debe plantearse un modelo mental en el que plantea que todos los elementos están conformados por átomos. Dalton asume que los átomos son esféricos y rígidos, además de indestructibles. Según ese modelo, Dalton expresa que los átomos son iguales para un mismo elemento pero difieren en tamaño, masa y propiedades para dos elementos distintos. Obviamente, según ese esquema, los átomos de dos elementos distintos participan en las reacciones químicas, pero durante ese fenómeno los átomos ni se crean ni se destruyen, ni tampoco se transforman en otros tipos de átomos. Por último, cuando ocurre una reacción química los átomos de los elementos se combinan en una nueva unidad llamada molécula.

Actualmente, se acepta que el átomo es la unidad estructural y reactiva de la materia, y que pueden combinarse para formar partículas conocidas como moléculas a través de las reacciones químicas. Según el modelo corpuscular los átomos y las moléculas son partículas que se encuentran en constante movimiento.


Sin embargo, el modelo atómico de Dalton se vuelve insuficiente cuando se trata de explicar los fenómenos eléctricos que ocurren en la materia. Por ello, Joseph Thompson aseveró que el átomo poseía ciertas partículas con cargas negativas a las que llamó electrones. De esta manera Thompson establece que el átomo sí era divisible.


El nuevo modelo atómico señalado por Thompson establece que el átomo está formado por una esfera de carga positiva que se encuentra incrustada por partículas más pequeñas de carga negativa llamadas electrones. Cuando Thompson se refería a su modelo atómico lo llamaba "uvas en gelatina".


Algún tiempo más tarde, Rutherford, logró descubrir que existían partículas con carga positiva en la materia a las que llamó protones. Rutherford también introdujo la idea de que los átomos no eran masas compactas, sino que existían espacios vacíos entre ellos. De esta manera Rutherford marcó una nueva estructura para el átomo. En ella establecía que el átomo tenía un centro con carga positiva al que llamó núcleo atómico. En este núcleo se encuentran los protones, alrededor de este mismo núcleo orbitan otras partículas de carga negativa a las que Rutherford llamó electrones. En sí, este modelo se parece mucho al sistema solar, donde el núcleo sería el sol y los electrones asemejan a los planetas.

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